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13/6/11


Todas las mujeres tenemos tres objetivos fundamentales desde que tenemos uso de la razón: conocer al amor de nuestra vida, casarnos con el amor de nuestra vida y vivir hasta que la muerte nos separe con el amor de nuestra vida. Y yo no soy la excepción a la regla. Pero también dicen que para conocer al gran amor, primero hay que tropezar con unos cuantos idiotas, los cuales nos van a romper el corazón y la vida se encargara de rompérselos a ellos también a su debido tiempo. Enamorarse no está mal y no por miedo a sufrir vamos a evitarlo. Es algo natural de la vida y sólo la experiencia nos ayudara a ser expertas en el tema. Con el tiempo adquirimos el famoso detector, para evitar a los chicos malos, a los tontos, a los mujeriegos, a los pijoteros, y a las mil y un tipo de personalidades que no nos convienen. Para llegar a conocer al amor de nuestra vida, aún así, tenemos que arriesgarnos y sacar lo mejor de cada experiencia. Tal vez nunca nos demos cuenta de que estamos cogidos de la mano de la persona ideal, tal vez nos lleve toda la vida entender que ese alguien siempre estuvo ahí, al lado. Pero si un día lo miras a los ojos y te imaginas tu vida dentro de cincuenta años a su lado, definitivamente él es para ti.